martes, 10 de febrero de 2009

Salve, Regína

Salve, Regína,
Mater misericórdiae,
vita,dulcédo et spes nostra,
salve.
Ad te clamámus,
éxsules fílii Evae.
Ad te suspirámus geméntes et
flentes in hac lacrimárum valle.
Eia ergo, advocáta nostra,
illos tuos misericórdes óculos
ad nos convérte.
Et Iseum benedíctum fructum
ventris tui,
nobis, post hoc exsílium, osténde.

O clemens, o pia,
o dulcis Virgo María!

Salve Regina

Dios te salve, Reina
y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra;
Dios te salve.
A ti llamamos
los desterrados hijos de Eva;
a ti suspiramos, gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos
misericordiosos;
y después de este destierro,
muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.

¡Oh clementísima, oh piadosa,
oh dulce Virgen María!